"Al soberbio le cuesta muchísimo trabajo reconocer su culpa.
El orgullo lo ciega y le impide arrepentirse y pedir perdón.
El soberbio siempre encuentra culpables a los demás.
El humilde en cambio dice: "la culpa es mía". Se quebranta y asume el error sin buscar siempre alguien a quien culpar."
- Equipo de Sirviendo con gozo.

"dios resiste a los soberbios 
y da gracia a los humildes." 
Santiago 4:6.


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